Todo sobre el internet de las cosas

El IoT se basa en sistemas que monitorizan, ajustan y recogen las interacciones entre los distintos dispositivos conectados. Por ejemplo, si en casa tenemos un termostato inteligente y este detecta que la temperatura es muy baja o muy alta, envía esa información a través de Internet a un servidor. El servidor procesa esos datos y, a partir de ellos, puede enviar instrucciones automáticas (como, por ejemplo, conectar el aire acondicionado si hace demasiado calor) o mandarte notificaciones al teléfono para informarte de lo que sucede y dejar la decisión en tus manos.

Por tanto, además de en los propios objetos conectados, el internet de las cosas se apoya en sensores, acceso a Internet, servidores y sistemas de procesamiento de los datos para que la información pueda enviarse y recibirse.

• Contamos con dispositivos (como relojes inteligentes o pulseras de actividad física) que pueden registrar datos como el ritmo cardíaco, la calidad del sueño y la actividad física para controlar el estado de salud y nivel deportivo, entre otros. Asimismo, existen tensiómetros y glucómetros capaces de enviar datos al médico en tiempo real o tomar decisiones como administrar una dosis de insulina mediante una bomba si el paciente lo necesita.
  
  
• En el ámbito urbano, las Smart Cities o ciudades inteligentes aplican el IoT para conectar y gestionar aspectos como la energía, la gestión de residuos, el transporte o la seguridad. Por ejemplo, es posible optimizar el horario de encendido y apagado de las farolas para minimizar el consumo de energía, o detectar los atascos y permitir la apertura de rutas alternativas que mitiguen su impacto.
  
  
• Las Smart Grids o redes eléctricas inteligentes aprovechan el potencial del IoT para mejorar su rendimiento y eficiencia: pueden detectar fallos, optimizar la gestión de las energías renovables y controlar la infraestructura. Por su parte, los medidores inteligentes permiten a los consumidores hacer ajustes en tiempo real, mientras que a las empresas las ayuda a optimizar la distribución de la energía.
  
  
• En el campo de la logística, el IoT se emplea en la llamada logística conectada, que vincula los distintos elementos de la cadena de suministro. Por ejemplo, se usan sensores y dispositivos IoT para rastrear dónde se encuentran los productos en cada momento, así como para mejorar la distribución de las cargas y conocer el estado de los vehículos. Esto permite afinar la planificación, el seguimiento y las entregas.
   
• Lo mismo sucede con las cadenas de suministro digitales, que recopilan datos en tiempo real sobre la producción, el almacenamiento y el transporte de los productos, lo que redunda en una mejor planificación, optimización de inventarios, seguimiento y trazabilidad.

En el IoT, destacan los siguientes aspectos:

• Recopilación de datos: Mediante sensores y dispositivos, se pueden monitorizar numerosos parámetros (temperatura, humedad, presión, consumo energético, etc.) a fin de recopilar información sobre el rendimiento y el estado de los procesos y activos de la industria gracias a la Inteligencia Artifical.
  
• Conectividad: Como en el IoT convencional, la conectividad permite transmitir los datos a los sistemas y bases de datos para su análisis.
  
• Análisis de datos: Mediante técnicas como el aprendizaje automático o los macrodatos, se pueden detectar errores y fallos, optimizar la producción o conocer el rendimiento de los sistemas, como con las herramientas de Machine Learning.
  
• Automatización: Estos datos permiten tomar medidas en tiempo real y realizar ajustes para prever fallos, así como mejorar la eficiencia energética y el rendimiento de la producción.
• Seguridad: Resulta imprescindible implantar medidas como el cifrado de datos o la segmentación de las redes para garantizar la confidencialidad de los datos y proteger los sistemas industriales.
  

El IIoT está suponiendo enormes avances en el desarrollo de los procesos industriales, a la vez que permite optimizar las metodologías e introducir innovaciones en este ámbito, como las tecnologias disruptivas.